En menos de una hora empezará la comparecencia del presidente del gobierno español en el Congreso. Lo hace a petición propia y dentro de los asuntos que va a tratar está el llamado “Caso Bárcenas”. Es inevitable que así sea ante la interesada situación enrarecida creada por la oposición, especialmente PSOE e IU, y sus terminales mediáticos, que no son pocos, y en los que figuran profesionales de la palabra que hablan al dictado del partido.
Mariano Rajoy intenta con este acto trasmitir al mundo un mensaje de estabilidad institucional y a los españoles de tranquilidad. En su discurso, el jefe del ejecutivo hablará sobre la situación general de España que muestra evidentes signos de recuperación y de la necesidad de unir esfuerzos para superar definitivamente la crisis que llevó a España a una situación desesperada.
Sin embargo, la izquierda ya ha tomado partido sin una prueba irrefutable, basándose en dudosos documentos y acusaciones de un delincuente que está encarcelado sin que haya explicado aún el origen de su fortuna. Para el PSOE e IU, a los que se suma UPyD, diga lo que diga hoy el presidente del gobierno es papel mojado. Para ellos Rajoy miente porque no acepta lo que sin pruebas irrechazables dice el ex tesorero del PP Luis Bárcenas.
La actitud irresponsable y disparatada de los socialistas afecta al conjunto de España y su persistencia en el camino emprendido no les va a sacar de la crisis interna que está viviendo y el horizonte judicial que asoma para algunos de sus líderes, sobre todo en el caso de los ERES de Andalucía. La moción de censura con la que amenazan los socialistas no tiene fundamentos ni es viable.
La actitud de Mariano Rajoy es coherente y su comparecencia un acto de responsabilidad. Social y políticamente necesaria. Lo que diga el presidente hoy ya tendremos ocasión de comentar.